Después de 27 años llenos de historias y sabores que han conquistado a San Juan, Portho da un paso histórico: abrió su primera sucursal en Rawson y se aventura por primera vez fuera de la provincia, llevando su helado artesanal a Córdoba. Una expansión que refleja no solo crecimiento empresarial, sino también compromiso con la calidad, la cercanía con los clientes y el desarrollo comunitario.
Todo comenzó en 1998, en el barrio Camus de San Juan, cuando Ricardo Nieto y su esposa Carmen, tras perder sus empleos y apostar sus ahorros, decidieron crear un espacio donde el helado artesanal fuera protagonista. Con la ayuda de sus hijos y un enfoque en la excelencia, el pequeño emprendimiento familiar se convirtió en Portho, un referente del sabor, la innovación y la calidez del barrio.
A lo largo de los años, la heladería se destacó por involucrar a sus clientes en la creación de nuevos sabores, generando experiencias únicas que van más allá del simple consumo: es un espacio de encuentro y de comunidad. “Somos una heladería con alma y valores de barrio”, afirman, orgullosos de mantener viva esa esencia a pesar del crecimiento.
La doble inauguración marca un hito: durante el mes de octubre Portho abrió su primera sucursal en Rawson, en el Boulevard Sarmiento esquina calle Mendoza, y ya lleva un pedacito de San Juan a Córdoba, en Av. Sáenz Peña 238, estación Villa Anita, Villa Allende. Ambas aperturas simbolizan no solo expansión geográfica, sino también la capacidad de replicar un modelo basado en calidad artesanal, atención cercana y un ambiente que invita a compartir momentos memorables.
Más allá del negocio, la historia de Portho es un ejemplo de cómo la perseverancia, la innovación y el cuidado de la comunidad pueden transformar un emprendimiento familiar en un proyecto que inspira y conecta. Cada helado no es solo un producto, sino el resultado de un compromiso con la experiencia del cliente y con el desarrollo del entorno local.
